viernes, 24 de febrero de 2012

Viejos y nuevos virus informáticos,

El software malicioso actual intenta pasar desapercibido frente a la búsqueda de notoriedad de los primeros virus informáticos, pero es más peligroso.

¿Qué es un Virus Informático?

Es un programa informático diseñado para infectar archivos. Además, algunos podrían ocasionar efectos molestos, destructivos e incluso irreparables en los sistemas sin el consentimiento y/o conocimiento del usuario.

Cuando se introduce en un sistema normalmente se alojará dentro del código de otros programas. El virus no actúa hasta que no se ejecuta el programa infectado. Algunos de ellos, además están preparados para activarse cuando se cumple una determinada condición (una fecha concreta, una acción que realiza el usuario, etc.).

El término virus informático se debe a su enorme parecido con los virus biológicos. Del mismo modo que los virus biológicos se introducen en el cuerpo humano e infectan una célula, que a su vez infectará nuevas células, los virus informáticos se introducen en los ordenadores e infectan ficheros insertando en ellos su "código". Cuando el programa infectado se ejecuta, el código entra en funcionamiento y el virus sigue extendiéndose.

¿Qué hacen los Virus Informáticos?

Los efectos de los virus pueden ser muy molestos para los usuarios ya que la infección de un fichero puede provocar la ralentización del ordenador o la modificación en su comportamiento y funcionamiento, entre otras cosas.
Los objetivos de los virus suelen ser los programas ejecutables (ficheros con extensión .EXE o .COM). Sin embargo, también pueden infectar otros tipos de ficheros, como páginas Web (.HTML), documentos de Word (.DOC), hojas de cálculo (.XLS), etc.
Los virus se pueden clasificar en función de múltiples características y criterios: según su funcionalidad, las técnicas que utilizan para infectar, los tipos de ficheros que infectan, los lugares donde se alojan, el sistema operativo o la plataforma tecnológica que atacan, etc.
Uno de los primeros ejemplares más dañinos de esta categoría fue el virus denominado Jerusalem.

Evolución de los Virus

Los virus no han experimentado una evolución reseñable, ya que hoy en día se siguen creando con el mismo objetivo: infectar ficheros. Mediante la creación de virus, los ciberdelincuentes no obtienen ningún tipo de beneficio económico, que es el principal objetivo que persiguen en la actualidad. De hecho, la tendencia de esta categoría, sobre todo a partir del año 2005 ha sido a la baja.
A pesar de que el objetivo de los virus no ha cambiado desde sus comienzos, donde sí se ha notado una evolución es en los medios a través de los que se distribuyen los archivos infectados.
En los primeros años de existencia de los virus, su propagación estaba limitada por el entorno en el que estaban los propios ordenadores: el hecho de que la mayoría no estuvieran conectados en red implicaba que para que un fichero infectado llegara a un nuevo ordenador, éste tenía que llegar físicamente, por lo que la vía habitual de infección era a través de disquetes. De hecho, para que un virus creado en una ciudad infectara ordenadores de la ciudad vecina podía llevar semanas. Sin embargo, la popularización de Internet, permite que puedan llegar de una punta del mundo a otra en apenas unos segundos.
Actualmente y a nivel mundial, el porcentaje del tráfico de Malware que representan los virus es: Adware: 20.26%.

¿Cómo protegernos de Virus Informáticos?

A pesar de la tendencia a la baja de este tipo de amenazas, conviene estar alerta y protegidos frente a ellas. Para ello, existen una serie de consejos que mantendrán nuestro equipo mucho más seguro frente a los virus: Antes de ejecutar cualquier fichero que pueda resultar sospechoso, analícelo con su solución antivirus.
Mantenga correctamente actualizado su programa antivirus, y si no dispone de programa antivirus, instale cualquiera de las soluciones de seguridad que le garanticen estar totalmente protegido frente a estas amenazas.
Nuevos virus más discretos y peligrosos.

Los virus informáticos han mutado en los últimos años. Sus formas de infección ya no son las mismas. En los primeros años del desarrollo y expansión de la informática en entornos domésticos, era habitual que el ataque tomara el control del ordenador, manipulara el ratón, aparecieran ventanas emergentes y los procesos se ralentizaran hasta hacer imposible el uso. El premio era demostrar la pericia del hacker al usuario y no tanto conseguir expandir el virus o mucho menos borrar información del equipo. Esto ha motivado que muchos usuarios aún piensen que una infección de su ordenador puede detectarse mediante la observación de algunos de estos parámetros. Hoy en día, sin embargo, los virus más peligrosos se ejecutan de forma discreta en los ordenadores de los usuarios, para pasar desapercibidos y continuar con su tarea encomendada.
Los virus actuales están orientados principalmente a tomar el control del ordenador para que forme parte de una red de miles de ordenadores infectados, conocida como botnet. Desde esta, se realizan por la fuerza bruta todo tipo de actos delictivos a través de Internet, como robo de datos personales, usurpación de identidad en las cuentas bancarias o en las redes sociales, etc. También se utilizan como parte de guerras informáticas para tomar el control de equipos industriales concretos, como el virus Stuxnet, que infectó a varias centrales nucleares de Irán en 2010. Es muy posible que muchos usuarios en todo el mundo estemos infectados con este virus o alguna de sus variantes, pero el mismo no activará sus funciones en nuestros ordenadores, ya que no somos el objetivo prioritario. Y lo mismo puede ocurrir con muchos otros virus.

En el ámbito doméstico y empresarial, los virus actuales se dedican al robo de información confidencial, como contraseñas de acceso a redes sociales, datos bancarios o documentos almacenados en la nube. Una de las puertas de entrada de los virus informáticos en ordenadores domésticos y empresariales han sido siempre los dispositivos externos de almacenamiento, como discos duros, memorias USB o discos ópticos. De hecho, el primer virus entró en los ordenadores de IBM a través de un disco del tipo "floppy".

También el correo electrónico es una fuente muy importante de entrada de software malicioso. Sin embargo, en los últimos años, una de las principales formas de infección son las redes sociales como Facebook o Twitter, al incluir un enlace a una página web maliciosa desde la cual se realiza la entrada en el ordenador. Con solo visitar esta página, si el usuario utiliza un navegador web con alguna vulnerabilidad o que no esté actualizado, este queda infectado. Además, este tipo de ataques también toman control de la sesión de la red social donde esté el usuario para enviar un mensaje personalizado a todos sus contactos con enlace a la página maliciosa. De esta forma, el virus se expande entre los contactos de la víctima mediante ingeniería social.

Debido a que muchos usuarios utilizan la misma contraseña para infinidad de servicios on line, sus datos personales e identidades digitales pueden acabar en manos de delincuentes y mafias. El año pasado, el gusano Ramnit infectó más de 800.000 de ordenadores de empresas y corporaciones entre septiembre y diciembre de 2011, mediante archivos ejecutables en el sistema operativo Windows, documentos ofimáticos de Microsoft Office y archivos en formato HTML. Este virus accede a las cookies del navegador del usuario para tomar los datos y contraseñas del mismo, en las sesiones de las diversas plataformas y servicios que estén abiertas.

De esta forma consigue robar contraseñas de plataformas y redes sociales y suplantar la identidad del usuario para engañar a sus contactos. Se calcula que Ramnit ha robado más de 45.000 contraseñas de Facebook. Entre otras acciones, Ramnit utiliza estas redes para enviar mensajes privados a otros usuarios, con enlace a páginas maliciosas donde colarle el gusano y continuar su expansión. Todos los datos robados de este modo son recopilados por mafias criminales, que los venden en mercados negros digitales, a grandes precios, a ciertas empresas de marketing y publicidad.

Cualquier página puede ser sospechosa de desencadenar un ataque, ya que el principal objetivo del virus es infectar el dispositivo del usuario -ahora también móviles y tabletas- sin que este sea consciente. Por tanto, no solo deben considerarse sospechosas algunas páginas en función del tipo de contenido ofrecido, como pueden ser páginas pornográficas o de enlaces a descarga de contenidos con derechos de autor, aunque entre estas sí es mayor la posibilidad de ataque.

La descarga de programas desde plataformas P2P o páginas de descarga directa, como la cerrada Megaupload, puede implicar activar aplicaciones con software malicioso, debido a que el código fuente del programa original puede modificarse para incluir este tipo de software. Por tanto, para minimizar el riesgo de infección al descargar software, es recomendable hacerlo desde la página web del desarrollador o desde tiendas de aplicaciones oficiales.

El Ministerio de Economía y Empresa, delegando a manos de la Secretaría de Estado para el Avance Digital (SEAD), han empezado el proceso de cambio del número de teléfono gratuito designado para los ciberataques. Es por ello que el número de atención telefónico “Línea de Ayuda en Ciberseguridad” pasará es el 017, en vez del 900 116 117 que había sido designado hasta ahora para el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe)."



viernes, 17 de febrero de 2012

Ante el 19F: Lumpen y contestación social.

 Artículo de Pedro L Angosto, publicado en Nueva Tribuna


El crecimiento económico, unido a un proceso de desideologización sistemático dirigido desde los más altos poderes, propició que durante las pasadas décadas la clase trabajadora fuese perdiendo su conciencia de tal, dividiéndose en multitud de grupúsculos que querían identificarse -por su poder adquisitivo, por el barrio donde vivían, por el colegio al que iban sus hijos, por el coche que conducían, por el rango de su puesto de trabajo o por sus amistades- con la clase inmediatamente superior que había sido su tradicional enemiga: La fea burguesía (1). No fue ese un proceso exclusivamente español, ocurrió y ocurre en toda Europa, en todo el mundo, pero aquí el caldo de cultivo era mucho más propicio pues veníamos de una dictadura que había inoculado en el ser de los españoles la sumisión, la insolidaridad, la infraternidad, el apoliticismo y el orgullo de ser ignorante: “Leo, leo, cuanto más leo más burro me creo” nos enseñaban algunos y cantábamos nosotros entre risas y burlas dirigidas hacia el que tal deleite encontraba. Muerto el perro no se acabó la rabia y con la herencia recibida fue dificilísimo reconstruir la consciencia política de un país que había perdido lo mejor de sí mismo durante cuarenta años de aculturación general, imponiéndole a sangre modos de ser, de actuar y de pensar propios de las clases dirigentes del pasado. 

Ni sindicatos ni partidos políticos de izquierda tuvieron en los años siguientes a la muerte de Franco una militancia masiva que les hiciera creer en la fuerza que probablemente tenían y el pacto –escondido tras las etiquetas del posibilismo y la responsabilidad- marcó una estrategia que dejó atrás los ejemplos de aquellos que desde partidos y sindicatos se enfrentaron a pecho descubierto a la opresión. Quizá, en aquellos años, no había otra solución porque la resistencia y el miedo de los futuros ciudadanos era un muro casi infranqueable, pero fuere como fuere, la realidad es que salvo un cortísimo periodo de tiempo las organizaciones de izquierda de este país no volvieron a cautivar a las masas como lo hicieron en los años republicanos.

Sin embargo, todo es susceptible de mejorar y de empeorar. Los esfuerzos por educar y crear una ciudadanía consciente que aparecieron durante los primeros años de la transición, cayeron hechos añicos ante los gritos de “España va bien” y “hágase usted rico en 24 horas por el método Aznar-Rato-Botín”. Fue entonces, cuando el apolítico, mayoritario entre nosotros desde 1939, comenzó a ser sustituido por el analfabeto político que tan bien definió Bertold Brecht para otra época oscura: 
El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.

La vida sigue, siempre sigue y siempre, con baches, evoluciona o revoluciona hacia mejor aunque en los instantes que ocupan nuestras vidas pensemos que esto no tiene remedio y será así eternamente. El proceso histórico no se detiene por muchos canallas que se tropiece en su camino, pero necesita del empujón de una ciudadanía consciente para avanzar y remontar los periodos absurdos. En eso estamos y para conseguir esa energía, es preciso, a nuestro entender, conocer la realidad social que nos rodea y darnos cuenta de que el analfabeto político que creció durante el franquismo y a partir del aznarismo no era lo peor, sino que lo peor estaba por venir: El lumpen como grupo social cuasi mayoritario. Según el diccionario de la RAE, el lumpen es la casta social más baja, una casta que además no tiene consciencia de clase. La definición, tan pacata por no querer tocar la terminología marxista de la que procede, se queda corta, muy corta y apenas expresa una parte del significado del término ni de su importancia histórica. En su artículo “La peligrosidad del lumpen”, Manuel Gross hace una definición más compleja y atinada para nuestros días partiendo de la que en su tiempo hizo Carlos Marx: La palabra lumpen es un término de origen alemán con que se designa a ciertos sectores marginales de la sociedad que viven o sobreviven al borde de la delincuencia y que por su carencia de principios éticos y morales son pasto fácil de la demagogia y del caudillismo político, constituyéndose en un agente destructor de las organizaciones, generalmente de izquierda, en que logran introducirse. La existencia del lumpen se revela por actitudes y actividades como las siguientes: permanente crítica irracional a los dirigentes legítimamente constituidos, siembra de rumores injuriosos, bloqueo de iniciativas de bien común, incumplimiento sistemático de las normas de convivencia, intentos de divisionismo, agresiones o amenazas de agresión a quienes los contradicen, espionaje interno en favor de terceros, odio irracional hacia otras organizaciones…

Difícil será no identificar entre nosotros a quienes hoy forman parte de esa legión que en los últimos años se ha desbordado y canta en cualquier esquina el célebre “Viva mi dueño” que dio título a la celebérrima novela de Valle-Inclán. El apoliticismo español nació de la represión brutal del franquismo. No se trató con la medicación adecuada después, sobrevivió y devino en lumpen. El lumpen nada quiere saber de partidos, ni de sindicatos, ni de organizaciones vecinales, ni de protestas, ni de dignidad. Todo le es ajeno menos su bienestar personal adquirido del modo que sea y a costa de lo que sea. Pero hoy no pertenece como dice la Real Academia de la Lengua, a las “castas” más bajas, sino que impregna a todas las clases. Si me salvo yo, se hunda el mundo y si para salvarme yo tengo que hundir al mundo, lo hundo hermanándome con el mismísimo Satanás. El lumpen es aliado natural de la reacción, del poder, de los explotadores, del clero, es el chivato, el correveidile, el ojeador, el chismoso, el que grita cuando está rodeado de los suyos y aguza el oído cuando no lo está, es el perro de su amo siempre que encuentra amo, mientras tanto hace méritos para tenerlo, es el que se alegra de la no culpabilidad de Camps, de la persecución que sufren los sindicatos, del descrédito de una parte de la izquierda, de la ascensión al poder de los que siempre estuvieron en él, de la expulsión de Garzón de la carrera judicial y de la permanencia en ella de Adolfo Prego, de la corrupción en la que espera medrar, del “señorío” de la duquesa de Alba de Tormes, es en fin, un ser despreciable fruto de la represión, la ignorancia y la superstición. Y hoy es legión entre nosotros.

El 19 de febrero, los sindicatos han convocado una manifestación de protesta contra el desmantelamiento de los derechos laborales y la dictadura de los empresarios que no supieron serlo porque desmantelaron sus empresas para dedicarse al dinero fácil que daba la especulación según modo y costumbre de la dictadura que creíamos fenecida. Tal reforma necesitaba una respuesta mucho más contundente, pero debido a lo anteriormente expuesto los sindicatos no se atreven a dar ese paso por miedo al fracaso o a ser sobrepasados en algunos territorios del país. Espero y deseo con todas mis fuerzas que la protesta del próximo día 19 sea algo más que una manifestación a palo seco, que muestre a quienes gobiernan contra el pueblo que el pueblo sigue vivo y dispuesto a hacerles morder el polvo. Sin embargo, todos hemos de ser conscientes de que la lucha que ahora debe comenzar no tiene enfrente sólo a gobiernos y empresarios, sino también a esa parte tóxica de la sociedad que se llaman lumpen y se extiende como la cizaña, que enfrente nos espera una inmensa y urgente labor de pedagogía ciudadana, desde abajo.

1 | Referencia al magistral libro de Miguel Espinosa, en mi opinión uno de los más grandes escritores del siglo XX. ESPINOSA, MIGUEL: La fea burguesía. Madrid. Alfaguara, 1990.