Hoy en día es una evidencia que
el consumo de drogas está instaurado en la adolescencia. Es la juventud,
concretamente entre los 13 y 16 años, una etapa en la que se dan
comportamientos asociados al riesgo, entre ellos el consumo de drogas ya que es
en ese momento evolutivo cuando, por lo general, las personas jóvenes las
conocen, experimentan y prueban.
Las y los adolescentes establecen
un contacto directo en donde los conocimientos, información o referencias que
poseen sobre las drogas, adquiridos a través de los medios de comunicación, la
familia o el grupo de iguales, en cierto modo se contrastan o confirman con su
propia experiencia.
Las sustancias con las que se inician en esta experimentación son el
tabaco el alcohol y el cannabis. La combinación de factores de riesgo y
protección individuales, interpersonales y sociales va a determinar el cese o
el mantenimiento de la conducta, así como la posibilidad de escalada hacia el
consumo de otro tipo de sustancias (1).
Los centros educativos, por ser
un lugar donde se concentra este sector de la población, se convierten en
ocasiones en escenario de estas conductas. No son por tanto ajenos a esta
situación, sino que se ven afectados por la misma, convirtiéndose en un lugar
idóneo, por los recursos que poseen y los conocimientos y contactos que
diariamente desarrollan, para ofrecer la oportunidad de desarrollar
integralmente a la juventud y promocionar estilos de vida saludables.
En general, la comunidad educativa
es razonadamente consciente del consumo de drogas por parte del alumnado.
El tabaco y el alcohol son
sustancias de uso generalizado en los distintos cursos de secundaria, con
alguna incidencia en los dos últimos de primaria. La idea que comparte el imaginario
social, es que los/as adolescentes beben compulsivamente alcohol los fines de
semana, pero que esta realidad afecta poco a la dinámica habitual del centro
educativo.
Sin embargo, el cannabis sí es
una droga que en algunos centros se ha introducido dentro del horario escolar y
esto asusta y alerta al profesorado que consideran que es una práctica bastante
extendida entre el alumnado y les preocupa que esta droga haya traspasado el
consumo recreativo.
Es numeroso el profesorado que
confirman tener en sus aulas alumnos/as bajo los efectos del cannabis, aunque
no siempre se señala que este consumo se haya producido dentro del centro.
Algunas manifestaciones de
docentes recogidas sobre esta situación hablan de pasividad, pérdida de
interés, dificultad de concentración, por parte del alumnado que acude a las
aulas bajo los efectos de esta sustancia.
La vinculación entre consumos y
rendimiento escolar puede tener una doble dirección. Es comprobada la relación
directa que se establece entre consumos de sustancias adictivas y un descenso
en el rendimiento, así como la identificación del fracaso escolar como uno de
los factores de riesgo que induce al consumo de dichas sustancias, por ello la
Consejería de Educación y empleo de la Junta de Extremadura ha considerado “necesario la realización de políticas
preventivas que aminoren la posible incidencia del problema y que posibilite un
marco de actuaciones que tenga como finalidad facilitar a la comunidad
educativa un marco de reflexión y actuación ante el consumo de sustancias
ilegales en el contexto escolar” (3) para ello han desarrollado un
protocolo de actuación ante la incautación de sustancias ilegales.
Este protocolo está perfectamente ajustado a
la ley y consigue su propósito de servir de marco de referencia para los
centros educativos. Sin embargo, desde la Secretaría Técnica de
Drogodependencias del SES, entendemos que la prevención y la actuación cuando
se tiene una sospecha, sin que esta se materialice en hechos concretos, debe
contemplarse de igual manera ya que son en ocasiones más numerosos estos casos
que aquellos en los que podemos actuar con la ley en la mano.
El protocolo frente a una sospecha de consumo de sustancias ilegales
viene por tanto a complementar la actuación que conforme a la legalidad debe
llevarse a cabo.
Puesto que el tema del consumo de
drogas entre menores es complicado de abordar y suscita muchos sentimientos
encontrados, el protocolo intenta articular y definir los pasos a dar por parte de los centros educativos.
1 Laespada, M.T.;
Arostegui, E. ; Iraurgi, J. (2001). Factores de riesgo y protección frente al
consumo de drogas. Hacia un modelo explicativo del consumo de drogas en jóvenes
de la CAPV. Bilbao. Instituto Deusto de Drogodependencias de la Universidad de
Deusto y Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco (sin publicar).
3 “Protocolo de actuación frente a la incautación de sustancias ilegales
en centros escolares”. Gobierno de Extremadura. Consejería de Educación y
Cultura. 2012
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