miércoles, 12 de marzo de 2014

Talleres de Habilidades Sociales para la Búsqueda Activa de Empleo (10.La Marca Personal)

  10. La Marca Personal

La marca personal (en inglés Personal Branding) es un concepto de desarrollo personal consistente en considerarse uno mismo como una marca, que al igual que las marcas comerciales, hay que diseñar, crear, elaborar, difundir, transmitir y proteger, con el objetivo de diferenciarse de los demás, de manera creativa y asertiva, poniendo en valor nuestras potencialidades y posibilidades, para conseguir un mayor éxito en las relaciones sociales y profesionales. Puede ser muy útil como técnica para la búsqueda de empleo. 

Realmente todos y todas tenemos nuestra manera de ser, de vivir, de sentir, de relacionarnos con el mundo. Se trata por tanto, de aplicar a nuestra personalidad, de manera consciente, este enfoque, para hacernos visibles y atractivos. Con este concepto de marca personal, nos miramos como seres únicos, mejorando nuestra empleabilidad.
Como los activos inmateriales de las organizaciones y de las marcas comerciales, la marca personal es un activo inmaterial que incluye, pero no se limita, a la apariencia externa, y recuerda que las primeras impresiones permanecen. Igual que en las marcas comerciales, la marca personal persigue que la impresión causada sea duradera y sugiera el beneficio de la relación entre el titular de la marca y el observador.
En todo caso conviene señalar que la marca personal tiene que cuidarse en todas sus variables, pues igual que puede generar oportunidades, las puede limitar, por ello la difusión de la marca personal tiene que estar bajo nuestro control.
En momentos como el presente, el acceso al mercados de trabajo es complicada por la escasez de empleo. Esta falta de equilibrio obliga a competir por los pocos empleos que se generan, también a encontrar clientes en el caso de generar iniciativas de autoempleo, empresas o cooperativas.  Este es el contexto donde la imaginación se hace necesaria para diferenciarnos de otras personas con similar formación y experiencia, o de otros productos o servicios con los que competimos.
La marca personal bien construido ayuda a mostrarnos como seres únicos. En el comercio las marcas blancas unifican los méritos de los productos y los hace homogéneos, de modo que los fabricantes tienden a promocionar los productos de marca; los profesionales que quieran diferenciarse para aumentar el valor de su trabajo o contribución profesional, deben construir, promocionar, comunicar y proteger su marca personal.

Historia del concepto de marca personal

El concepto de marca personal surge en la literatura empresarial de los Estados Unidos. Se cita el artículo de Tom Peters de 1997, "The Brand Called You", como uno de los precursores.  También es relevante los trabajos de Dan Schawbel Me 2.0: Build a Powerful Brand to Achieve Career Success, que además de hacer un recorrido por el concepto de marca personal desarrolla consejos sobre cómo mejorar la presencia de esta a través de las herramientas 2.0.

La marca personal en el mundo 2.0

En la actualidad la Web 2.0 se ha convertido en una herramienta clave para el desarrollo de una marca personal.
Esto es una realidad fácil de comprobar, en España el 51% de las personas ya usa la web 2.0 para encontrar trabajo, el 31% tiene un perfil en alguna red profesional, y el 10% ha encontrado trabajo gracias a la sus contactos en la red. Por otra parte, en EEUU, las empresas han utilizado en sus procesos de reclutamiento en el 2011 la mayoría LinkedIn (87%), seguido por Facebook (55%) y Twitter (47%).
Como dice Enrique Dans:
“Algunos todavía piensan que el Currículum Vitae (CV) es algo que se escribe, se imprime y se manda por carta. NO, tu CV está en la red y quien quiera contratarte o quien quiera pensar en ti para una oportunidad profesional de algún tipo se va a meter en la red y mirar qué has hecho, sobre qué has escrito, dónde está esa marca en la red. Ésta es la inversión que realmente vale la pena hacer”
Por su parte otros autores, señala que la marca personal en el entorno actual se compone de tres claves: 

-Quien soy: cómo es mi relación con otras personas y a dónde se quiere llegar
      -Qué digo: qué mensaje transmito, cómo lo hacemos y si logramos el objetivo.
      -Qué doy: qué canales utilizo para hacer llegar ese mensaje.


Las TIC son la estructura que soportan la creación y difusión de la marca personal, así nuestro blog o nuestra web profesional, transmite idea de nuestras capacidades, habilidades y competencias. Nuestros perfiles en las redes sociales, proyectan nuestra imagen personal, cómo somos, nuestros gustos y aficiones, nuestras relaciones, etc: Da a conocer mucha información personal y de manera indirecta de nuestro entorno más cercano, familia, amigos, compañeros, etc. 

Cuando utilizamos una herramienta de edición de vídeo para crear nuestro video-currículo, mostramos nuestra imaginación, dominio de las TIC, capacidad de comunicación, de "transmitir". Estos recursos pueden sincronizarse configurando una imagen integral de nuestra persona y, de esta manera, "entrar por los ojos", a las personas o empresas que necesitan contratar. También para vender el producto de nuestra iniciativa empresarial o de autoempleo.
Para finalizar insistir que la marca personal no permite errores, cuida hasta el último detalle cualquier presencia en la red, pues lo que queda en positivo, también lo hace en negativo.

Adjuntamos un ejemplo para construir la marca personal:




Adapta a tus características
Pincha y amplia


sábado, 8 de marzo de 2014

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género: 9. La diversidad de la teoría feminista conteporáneas.

La diversidad de la teoría feminista contemporánea.                                                                                                                                                                                                                             

Una de las posibles tipologías analíticas del feminismo contemporáneo es la elaborada por el sociologo Castells (1998), quien diferencia entre:
    * Los feminismos de la igualdad, que trabajan por la igualdad de derechos.
  * Los feminismos culturales, que afirman la autonomía cultural de las mujeres y la superación de los valores patriarcales.
  * Los feminismos esencialistas, que asumen la diferencia biológica para lograr la autonomía y un orden simbólicomatriarcal de referencia.
  * Los feminismos que trabajan desde las identidades múltiples de las mujeres (que incluyen junto al sexo: raza, etnia, opción sexual, etc.) y que buscan un multiculturalismo superador de los géneros.
    * Los feminismos prácticos, que se basan en defensa y mejora de las condiciones de vida de las mujeres maltratadas o explotadas y que considera los más extendidos.

Según el citado autor estos feminismos pueden coexitir en la práctica feminista y en las organizaciones  feministas-

Por su parte, Patricia Madoo y Jill Niebrugge-Brantley (1993) diferencian entre tres grandes tipos de teoría feminista:
   * Teorías de la diferencia: Afirman que la posición y experiencia de las mujeres es diferente a la de los hombres en idéntica situación. (Explicaciones biosociales, institucionales o psico-sociológicas de la diferencia sexual).
    * Teorías de la desigualdad: Afirma que la situación de las mujeres es menos privilegiada o desigual que la de los hombres. (Explicaciones liberales, socialistas o marxistas de la desigualdad).
    * Teorías de la opresión: Señalan que las mujeres no sólo son diferentes o desiguales, sino que son oprimidas, subordinadas, constreñidas, etc., por los hombres. (Explicaciones psicoanalíticas, radical-feministas o de la opresión; explicaciones femnistas de la opresión de la “tercera ola”).

    “La pasividad que caracterizará esencialmente a la mujer “femenina” es un rasgo que se desarrolla en ella desde los primeros años. Pero es una falsedad afirmar que sea un rasgo de carácter biológico; en realidad es un destino que le imponen sus educadores y la sociedad”.

La publicación en 1949 de El segundo sexo, de la filósofa francesa Simone de Beauvoir supondrá un sólido rebrote del pensamiento feminista. Establece cómo los varones, que detentan el control y el dominio de todos los órdenes sociales, condenan a las mujeres, con un discurso centrado en la particularidad biológica, a una existencia secundaria, a ser las otras. Expone Beauvoir que las mujeres no “nacen” sino que se “hacen”, tras años de modelado, educación diferenciada y socialización impulsada desde la cultura androcéntrica, llegando a ser las mujeres que los hombres desean.

En EE.UU., en 1963, aparece otro detonante feminista: la publicación de La mística de la feminidad, de Betty Friedan,  psicóloga social que recoge en este libro los testimonios espontáneos de malestar y frustración, de vacío existencial, que muchas norteamericanas enviaban a revistas femeninas, dando cuenta del “problema que no tiene nombre”, que se manifestaba originándoles trastornos psicológicos y sociales de carácter autodestructivo.

Betty Friedan interpreta que ese problema innominado que hace infelices a las mujeres es precisamente la creencia impuesta de la feminidad, “la mística de la feminidad”, que marca la identidad de las mujeres en su relación de dedicación a los otros, mediante el papel de esposa y madre y la asunción acrítica de la división sexual del trabajo.

Kate Millet, en su obra Política sexual (1970) fue una de las impulsoras de la consigna “lo personal es político” que expandieron las feministas radicales norteamericanas de los años setenta.

Con ella, buscaban reflejar las relaciones de dominio y poder por parte de los varones sobre las mujeres que se reproducen en el ámbito de lo privado, fundamentalmente en la relación familiar y en la sexual.

“Lo personal sigue siendo político. La feminista del nuevo milenio no puede dejar de ser consciente de que la opresión se ejerce en y a través de sus relaciones más íntimas, empezando por la más íntima de todas: la relación con el propio cuerpo”Germaine GREER (2000)
Teóricas feministas socialistas y marxistas afirman que patriarcado y capitalismo son dos sistemas autónomos, analíticamente diferenciados y distintos en su desarrollo.

Las teorías del “doble sistema” o “sistema dual”, según la formulación de Iris Young (1980), han ocupado a autoras como Juliet Mitchell, o Heidi Hartmann. Para ellas, las raíces del status social actual de las mujeres se encuentra en la división sexual del trabajo, activado por la interacción de los dos sistemas engranados: capitalismo y patriarcado.

Las grandes aportaciones teóricas de estas corrientes consisten en haber reelaborado los conceptos de producción-reproducción y trabajo, y en que amplían la realidad de la base material y las áreas de explotación más allá de los planteamientos económicos.

Carol Gilligan, en su obra La moral y la teoría (Psicología del desarrollo femenino) (1985) plantea que la ética de las mujeres es distinta que la de los varones.

Frente a una ética masculina centrada en la justicia y el derecho, expone que las mujeres prefieren conducirse por la “ética del cuidado” y la responsabilidad.

Afirma que las mujeres se definen fundamentalmente por relaciones de intimidad y asistencia, por ello, tienen un tipo propio de orientación moral que hace que desplieguen mayores niveles de compasión y cuidado.

Esta teoría ha recibido numerosas críticas desde el feminismo. Se le objeta el carácter esencialista y ahistórico que adjudica a las mujeres, y, por otra parte, que asume acríticamente los valores históricamente asignados a las mujeres por el sistema de sexo-género.

Igualmente, se le dice, la perspectiva del cuidado debe ser complementaria y no antagónica a la de la justicia.

A partir de la concienciación de las mujeres de su subordinación y opresión en un sistema patriarcal, nace la primera unión o “sororidad” entre ellas, hermanadas en una lucha común.

En un segundo momento, las mujeres, conscientes de la idea de “pacto entre varones” que define al patriarcado y que las excluye de los ámbitos de poder, deciden estrategias que les permitan unirse, más allá de las diferencias individuales o ideológicas, para lograr acceder a los ámbitos de poder.

La filósofa Amelia Valcárcel propone, en su obra La política de las mujeres (1997) para garantizar el acceso de las mujeres al poder, una ética y una política.



Una ética de la solidaridad entre mujeres, no basada en la ayuda compasiva, sino en la unión que proporciona la autoconciencia feminista: el “pacto entre mujeres”, concretado en una política comprometida con los objetivos igualitarios feministas.

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género:8. La perspectiva de género.

 La perspectiva de género.                                                                                                                                                                                                                                               


La perspectiva de género requiere:

1. Un uso descriptivo: visibilización segregada de los géneros, que en todos los campos de la vida se vea la presencia de hombres y mujeres por igual.
2. Un enfoque crítico:
  • Desvelar la construcción social de las identidades de género.
  • Analizar las relaciones de poder entre los géneros.
  • Denunciar los sesgos culturales de género: el androcentrismo y el sexismo.

El enfoque crítico de género implica, no solo la desagregación estadística de los sexos, también y sobre todo implica una teoría de la construcción social de las identidades sexuadas y una teoría de las relaciones de poder entre los sexos, y una voluntad ética y política de denuncia de la irracionalidad que lleva a deformar la realidad, para construir una hegemonia que inferioriza a la mitad de las personas, a la mitad de la humanidad


Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género:10. A modo de conclusión

Un gran peligro para el pensamiento feminista, es que las nuevas generaciones de mujeres consideren que la igualdad ha sido alcanzada.

Los datos estadísticos señalan que la potencia del motor de la igualdad entre hombres y mujeres no supera, aún, la fuerza del patriarcado,  asentado poderosamente en todos los estamentos sociales  y en no pocas ocasiones con la bendición de mujeres atrapadas por la tradición  “del código de barras que marca desde la cuna”. Este es uno de los impedimentos que arrastra la mujer para su participación política y social plena, el peso de la cultura patriarcal, que asigna roles que interiorizados, aseguran una conducta previsible y predeterminada. La coeducación en esencial para conseguir la igualdad de resultados futuros.

Hace algunos años, no era inusual escuchar a políticos varones, como  pavoneaban de ostentar el tercer puesto, en la correspondiente lista electoral, a pesar de ocupar realmente el quinto, dado que  “la segunda y la cuarta son mujeres,  no cuentan”...

Que los  resultados sigan siendo insuficientes para llegar a la meta de la igualdad, no impiden que observemos como las mujeres  tienen una presencia cada vez mayor en la escena política, ese estar es cada día de más calidad y más empoderadas.

Los hombres y mujeres NO tienen los mismos recursos para llegar al poder. Las mujeres siguen lastradas,  fondeadas en el mar de lo doméstico, de lo segundo, de lo prescindible, de lo estético.




Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género:7. Los sesgos de género. Androcentrismo y sexismo. Misoginia.

Los sesgos de género. Androcentrismo y sexismo. Misoginia                                                                                                                                                                                   
Los sesgo de género son pensamientos inconscientes por los que las vivencias y valores masculinos constituyen la norma, modelo y centro de toda estructura, ya sea teórica filosófica, científica, cultural, deportiva, etc, y se manifiesta generalmente como: 
• Androcentrismo. •Sexismo.
Esta realidad, nubla la vista impidiendo (e incluso negando evidencias) la visualización de la mujer en cualquier faceta de la vida. Así es como la mujer está ausente de la cultura o de la historia, o cuando se habla de ellas, es para manifestar su inferior naturaleza, que justifica y ampara que las actividades relevantes queden reservadas al varón.

Androcentrismo:

•Referencia y perspectiva de vida que tiene al varón como medida excelente de todas las cosas y a la mujer y a lo femenino como inferior o incompleto.

“Como consecuencia de esta perspectiva androcéntrica, se han dado en el curso de la historia una y otra vez teorías que no incluyen a la mujer dentro de la especie humana. La determinación de la mujer como inferior al hombre en cuerpo, alma y espíritu constituye una constante en la historia de la antropología androcéntrica” (Mª Luisa CAVANA, 1995).

Gisela Breitling (1990) considera que "La identificación de lo masculino con lo humano en general se basa en una doble falacia, en dos falsas premisas:

  1. Todo lo humano en general es masculino,y
  2. Todo lo masculino es humano en general.
Efectos:
-Lo masculino puede representar lo humano: es lo universal humano, que hace que el varón se visualice de manera permanente. 
-Lo femenino, no: es lo particular humano, queda fuera del universo humano, pensamiento que genera la invisibilidad, ocultación, subordinación o exclusión de lo femenino, de las mujeres, en todos los campos de la vida.
-El androcentrismo afecta a todos los ámbitos de la cultura.

En palabras de Catherine Mackinnon (1995):
“La fisiología de los hombres define la mayor parte de los deportes, sus necesidades de salud definen en buena medida la cobertura de los seguros, sus biografías diseñadas socialmente definen las expectativas del puesto de trabajo y las pautas de una carrera de éxito, sus perspectivas e inquietudes definen la calidad de los conocimientos, sus experiencias y obsesiones definen el mérito, su servicio militar define la ciudadanía, su incapacidad para soportarse unos a otros –sus guerras y sus dominios- define la historia, su imagen define a dios y sus genitales definen el sexo”.

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género:6.Definiciones sociales: estereotipos de género.

Definiciones sociales: estereotipos de género                                                                                                                                                                                                             


Según  Rosa Cobo (1995), las definiciones sociales son creencias, valores, estereotipos y normas, conformados a lo largo del tiempo y compartidos colectivamente. En el caso de las vinculadas a la ideología patriarcal, hay que tener en cuenta los reajustes, pues pueden variar en función de la situación del patriarcado (fortalecida en los patriarcados coactivos o debilitada por los avances igualitaristas).

Pero prevalece socialmente un prejuicio patriarcal, ya denunciado por el filósofo Poulain de la Barre en su obra Sobre la igualdad de los sexos (1673) y que continúa vigente: el prejuicio universal de la superioridad masculina (y su correlato, la inferioridad de las mujeres):
“Podemos incluir entre los prejuicios el que se tiene vulgarmente sobre la diferencia entre los dos sexos y todo lo que depende de ella. No existe ninguno tan antiguo ni tan universal”.

Consideramos los estereotipos como un conjunto de ideas simples, previas, irracionales (en cuanto no sometidas al proceso razonador) que se atribuyen a las personas en función de su adscripción sexual, prescribiendo características definitorias sobre su manera de ser (su identidad) y de comportarse (su papel social), de acuerdo a la prescripción del sistema de género, como mecanismo activador de la ideología patriarcal. 

Los estereotipos de género pueden variar según las épocas y las culturas, pero subsiste la creencia de que los sexos son diferentes en cuanto a un conjunto de rasgos.

Rasgos estereotípicos de masculinidad:

Estabilidad emocional, Dinamismo, Tendencia al dominio, Racionalidad, Valentía, Iniciativa, Riesgo, Competitividad, Autocontrol, Agresividad, Afirmación del “yo”, Afectividad poco definida, Hermetismo emocional, Aptitud para la ciencia, Objetividad, Fuerza, Franqueza, Deportividad, Habilidad profesional...

Rasgos estereotípicos de femenidad:

Inestabilidad emocional, Pasividad, Sumisión, Irracionalidad, Miedo, Intuición, Falta de autocontrol, Ternura, Dependencia, Afectividad muy marcada, Incoherencia, Versatilidad, Debilidad, Frivolidad, Subjetividad, Torpeza profesional...

La filósofa Alicia Miyares (2003) prefiere hablar de “estereotipos patriarcales”, y sostiene que 
“los estereotipos patriarcales se recrean en la imagen de las mujeres como seres inferiores moral, física e intelectualmente. Tres son los grandes discursos que ayudan a fijar estos estereotipos: el discurso religioso, el discurso naturalista y el discurso estético. Se puede afirmar que las tres grandes religiones monoteístas –judaísmo, cristianismo e islamismo- consideran que la presencia del mal en la tierra tiene, por su mayor parte, figura interpuesta de mujer. El discurso naturalista, por su parte, se alimenta de la diferencia biológica entre varones y mujeres, para presentar, como ya hiciera Aristóteles, a las mujeres como “varones mutilados”. De otro lado, el discurso estético, al referirse a las mujeres como arquetipo del amor, la pasión y el deseo, las rebaja intelectualmente; las mujeres simbolizan la “belleza ideal”.

Ver documental de TVE Imprescindibles: Nosotras contamos

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género: 5 La socialización diferencial y el papel de los agentes socializadores.

La socialización diferencial y el papel de los agentes socializadores                                                                                                                                                                     



El proceso de socialización es permanente y tiene lugar de manera permanente a lo largo de la vida de los seres humanos.

Socialiación primaria: Es la primera socialización, en el entorno familiar y social más cercano, donde tiene lugar la adquisición de los elementos básicos de la identidad de género.

La socialización secundaria, en la que tiene lugar la interacción de la persona con las instituciones, a través de la enseñanza, los medios de comunicación, etc., confirma y legitima la asunción de la identidad y la adscripción a los roles preestablecidos en función del género.

Los roles o papeles sociales asignados a los sexos desde el sistema de sexo-género reflejan la jerarquización sexual: mujeres y hombres van a desempeñar trabajos y a ocupar espacios diferentes. Esta “especialización de tareas” se convierte en desigualdad para las mujeres, al ser relegadas o dirigidas a los trabajos no valorados socialmente o no remunerados (por ejemplo, el trabajo doméstico), en espacios despojados de poder y de recursos (el espacio de lo privado).

Por división sexual del trabajo se entiende comúnmente la especialización de tareas que producen las sociedades en las personas en función de su sexo, a través prioritariamente de su papel en la unidad familiar.

La antropología demuestra que las tareas asignadas a los sexos pueden cambiar de una cultura a otra, pero hay una tendencia general a atribuir a las mujeres como función primordial la crianza de la prole, el cuidado de las personas y el trabajo doméstico, mientras los hombres se especializarían en el trabajo extradoméstico y la participación en los asuntos públicos.

En la mayoría de las sociedades, esta división sexual del trabajo se traduce en desigualdad para las mujeres por cuanto la valoración social y económica y el reconocimiento simbólico de las tareas adjudicadas a ellas es inferior, lo que les reduce su nivel de autonomía y poder de decisión.

La separación de los ámbitos público y privado/doméstico formó parte del discurso legitimador del patriarcado moderno que acompañó el nacimiento de las democracias modernas y que determinó la exclusión de las mujeres del ámbito público y su segregación en el doméstico.



Recordemos el pensamiento del filósofo Jean Jacques Rousseau y otros ilustrados liberales, como Locke, que justificaron la educación diferenciada según el sexo; los varones debían ser preparados para su dedicación a los asuntos públicos, como plenos y ejemplares ciudadanos, atendiendo a las necesidades de la República; las mujeres, en cambio, debían prepararse para atender las necesidades de los varones de la familia, asumiendo las tareas en el hogar, cuidando y acrecentando el patrimonio familiar y produciendo herederos.

El trabajo y la dedicación de las mujeres, en la esfera de lo privado (lo familiar, lo doméstico, lo reproductivo) garantiza las condiciones para que los hombres se dediquen en exclusiva a la esfera de lo público (lo político, lo productivo).

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género:4 El sistema de sexo-género. Conceptos y componentes. Identidades, roles y estatus de género. La división sexual del trabajo. La asignación de género en los espacios público y privado.

El sistema sexo-género                                                                                                                                                                                                                                                       


Nosotras y Nosotros Nacemos iguales. Lo natural:
solo se diferencia nuestra biología, el sexo
El sistema de sexo-género (también llamado sistema de los sexos, o sistema de género), es la formulación elegida para hacer visible la estratificación o jerarquización de los sexos que impone el patriarcado: hombres y mujeres iguales en pertenencia social, edad, raza, etnia o religión son sin embargo desiguales en cuanto al acceso a los recursos, al reconocimiento social y a la participación en las estructuras de poder.

“No existe ninguna sociedad conocida en la que el sistema de estratificación de los sexos favorezca a las mujeres” (Janet SALTZMAN, 1989). 

El sistema de sexo-género se articula sobre una jerarquización sexual y se realiza históricamente en sociedades patriarcales.

El sexo no es el género

Sexo: Las características biológicas que definen a un ser humano como hombre o mujer. Los conjuntos de características biológicas no son mutuamente excluyentes, ya que existen individuos que poseen ambos, pero estas características tienden a diferenciar a los humanos como hombres y mujeres (Organización Mundial de la Salud).

Género: Se refiere a la gama de roles, relaciones, características de la personalidad, actitudes, comportamientos, valores, poder relativo e influencia, socialmente construidos, que la sociedad asigna a ambos sexos de manera diferenciada.
El género es otro concepto central de la teoría feminista. Con él se referencia la construcción sociocultural de los femenino y lo masculino, con los efectos ya comentados de contribuir al establecimiento de una jerarquización sexual en las sociedades, mediante la primacía de lo masculino y la inferiorización de lo femenino.


Comienzan las diferencias, al sexo le asignan colores lo convierten en género: lo cultural, lo cambiante

La filósofa existencialista Simone de Beauvoir sentó las bases del concepto (aunque sin denominarlo así), al señalar en su obra El segundo sexo (1949) que:

“No se nace mujer; se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto… al que se califica de femenino”.

En un artículo fundacional del concepto, en 1975, la antropóloga Gayle Rubin definió el sistema de sexo-género como un “conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos humanos”.

Es el paso del sexo al género, o, por decirlo de otra forma, de lo universal, natural, permanente y biológico a lo cambiante, construido, histórico y cultural.


La teórica feminista norteamericana Seyla Benhabib (1990) sintetiza así el sistema de sexo-género: 
“... el modo esencial en que la realidad social se organiza, se divide simbólicamente y se vive experiencialmente. Entiendo por sistema de sexo-género la constitución simbólica y la interpretación socio-histórica de las diferencias anatómicas entre los sexos...”.
“Los sistemas de sexo-género históricamente conocidos han colaborado en la opresión y explotación de las mujeres”.


Tomado de: http://qacontent.edomex.gob.mx/idc/groups/public/documents/edomex_archivo/pdftransversalizacion.pdf

En otro trabajo de referencia obligada, el artículo de la historiadora Joan Scott “El género: una categoría útil para el análisis histórico”(1986), el género se define en base a una doble premisa: “es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es una forma primaria de relaciones significantes de poder entre los sexos”.

Teorías más recientes, de base postestructuralista, han puesto de relieve el carácter construido socialmente también de la sexualidad, cuestionando el discurso binario sobre el que se asienta la teoría clásica de género: las dicotomías sexo / género, lo biológico /lo cultural...

Judith Butler habla de la superación de la normatividad del género, a través de la proliferación paródica, trangresora, de las identidades de cada sujeto. Según esta postura, el género no determina la identidad, sino que ésta se elige y se cambia.

Componentes del sistema de sexo-género:

1. La identidad sexuada o identidades de género.
2. Los roles o papeles sociales de género.
3. El estatus o jerarquía de género.

Así el  mandato social en que se basa la funcionalidad del género requiere la interacción de:
1. Modelos y normas.
2. Refuerzos positivos y sanciones.
3. Estereotipos de género.

La construcción de la identidad sexuada (el componente psicológico) según el mandato de género, comienza ya en la primera infancia (según algunas teóricas, incluso antes de nacer, por las diferentes expectativas que genera el sexo del feto; recordemos fenómenos como el feticidio o el infanticidio femenino en algunos lugares de Asia o en nuestra historia pasada).


Pueden observarse todavía con bastante frecuencia en nuestro entorno (y de manera más acusada en otras sociedades) diferencias de vestimenta, estimulación física, trato afectivo, juegos tolerados, diferencias lingüísticas y ocupación de espacios entre niños y niñas, conforme a lo prescrito por los estereotipos de género.

A la construcción de las identidades sexuadas colaboran todas las agencias socializadoras: la familia, la escuela, el grupo de iguales, las instituciones sociales y, de manera predominante, los medios de comunicación.

Los medios de comunicación, especialmente a través de la publicidad, contribuyen a reforzar las identidades de género, reproduciendo el repertorio de estereotipos asignados a lo masculino (fuerza, dinamismo, movimiento, energía, competitividad, riesgo...) y a lo femenino (pasividad, seducción, reducción a lo corporal, frivolidad...…).

En realidad, están configurando una ideología sexual a manera de imaginario que legitima la ideología patriarcal, basada en la superioridad de lo masculino sobre lo femenino.

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género: 3. Concepto de Patriarcado. Patriarcados de coerción y Patriarcado de consentimiento.


El concepto de patriarcado.                                                                                                                                                                                                                                             

Es uno de los conceptos centrales de la teoría feminista. Surgido en el nuevo feminismo de los años 70, con este concepto las teóricas feministas comienzan a nombrar el sistema de dominación que establece socialmente la supremacía masculina y que, sustentándose en una ideología hegemónica, determina la subordinación y dependencia de las mujeres respecto de los hombres.

Es Kate Millet, en Política Sexual (1969), quien realiza una definición de patriarcado: una “política sexual” (entendiendo “política” en sentido amplio, como un “conjunto de estratagemas para mantener un sistema”) ejercida genéricamente por el colectivo de varones sobre el colectivo de mujeres con el fin de mantener una relación de dominio.

El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, (edición digital consultada el 8 de marzo de 2014)  se define patriarcado como:
1. m. Dignidad de patriarca.

2. m. Territorio de la jurisdicción de un patriarca.
3. m. Tiempo que dura la dignidad de un patriarca.
4. m. Gobierno o autoridad del patriarca.
5. m. Sociol. Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje.
6. m. Sociol. Período de tiempo en que predomina este sistema.

La antropología clásica (Marvin HARRIS, 1992), explica el dominio masculino a partir del “complejo de supremacía masculina”, conjunto de mecanismos y elementos de distinto tipo que aseguran a los varones el control de los dispositivos de poder en los ámbitos económico, político, militar y religioso.

En el mundo actual, una rápida mirada a los centros y cumbres del poder político, militar o religioso nos muestran la ausencia (en el mejor de los casos, la presencia minoritaria) de las mujeres.

Desde la teoría feminista se completó esta definición con la referencia al control sexual, como definitorio también del poder patriarcal.

Desde el feminismo socialista, Heidi Hartmann (1980) resume el patriarcado: “un conjunto de relaciones sociales entre los hombres que tienen una base material y que, si bien son jerárquicas, establecen o crean una interdependencia y solidaridad entre los hombres que les permite dominar a las mujeres”, es decir, un sistema de interdependencia jerárquica (pactos) entre los hombres que les garantiza una situación de privilegio con respecto a las mujeres. 

Como ejemplo de este pacto interclasista entre los hombres refiere la implantación del “salario familiar” sel s. XIX que supuso el alejamiento de las mujeres proletarias del trabajo en las fábricas para su dedicación al ámbito doméstico.

Según expone la filósofa Alicia H. Puleo (1995), aunque todo sistema patriarcal contiene elementos de fuerza y de convencimiento (mediante modelos normativos), según predomine uno de los dos aspectos puede diferenciarse entre:

Patriarcados de coerción: 

estipulan por medio de leyes o normas rígidas cuyo incumplimiento es sancionado con violencia (hasta llegar a la muerte) lo que está permitido y lo que está prohibido a las mujeres. Algunos países islámicos condenan duramente a las mujeres por adulterio, mientras que es aprobado socialmente el uso de la violencia de los hombres contra esposas o hijas.

Patriarcados de consentimiento:

en las sociedades con igualdad formal, los roles sociales no se prescriben normativamente, pero su seguimiento “consentido” es incitado a través de imágenes sociales y mitos, fundamentalmente transmitidos por los medios de comunicación a partir de los estereotipos de género.


Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género: 2. La teoría del género o teoría feminista

                                                                                                                                               
La teoría del género o teoría feminista                                                                                                                                                                                                                    

La teoría feminista tiene como objetivo desvelar los mecanismos que hacen posible la construcción de las formas sociales que conducen al mantenimiento de una sociedad basada en la jerarquización de los sexos y en la desigualdad para uno de ellos: las mujeres.


El feminismo tiene dos vertientes que hay que conocer: feminismo como movimiento social y feminismo como discurso teórico emancipador y vindicativo

Celia Amorós lo expresa así: “Entendemos por feminismo, de acuerdo con una tradición de tres siglos, un tipo de pensamiento antropológico, moral y político que tiene como su referente la idea racionalista e ilustrada de igualdad entre los sexos” (1997).

Para Ana de Miguel (1995) podemos hablar de feminismo, en los distintos momentos históricos en que las mujeres se han concienciado de que la pertenencia sexual les suponía una situación de desigualdad respecto a sus compañeros varones, cuando han elaborado un discurso coherente de reivindicaciones y cuando se han organizado para conseguirlo.

Para definir la teoría feminista hay que tener presente el sentido originario del término teoría: “hacer ver”, por tanto hacer ver a las mujeres, hacer ver a las mujeres y hombres en igualdad;  hacer ver a las mujeres y hombres en desigualdad.

Esta nueva forma de analizar o enfocar la realidad, en su tarea de visibilizar y nombrar realidades antes invisibilizadas, produce nuevas categorías analíticas y conceptuales.

Taller de reflexión: El Sistema Sexo-Género: 1. Introducción, objetivos, Índice.



                                                                                                                                                
1. Introducción                                                                                                                                                                                                                                                                   

En alguna ocasión hemos reflexionado sobre el momento histórico que comenzaron a aparecer las desigualdades sociales tras la superación de la vida de caza y recolección de los alimentos ofrecidos por la naturaleza de los primeros seres humanos. La aparición de la agricultura permite la acumulación de riqueza, asociada a la capacidad de dominación, de ejercer el poder, de la desigualdad.

Siempre hemos considerado que una misma corriente arrastra a las desigualdades entre los seres humanos, la capacidad de unos pocos de imponerse a la mayoría. Esta dinámica se visualiza especialmente en las dimensiones culturales, raciales y de género. A diferencia de las demás la discriminaciones, la de género recorre de manera horizontal la práctica totalidad de la faz de la tierra, al generalizarse modelos más o menos similares de patriarcados, que asigna roles sumisos a las mujeres,  transmutándose las diferencias biológicas positivas, en elementos negativos, en invisibilidad, en discriminación, en dominación. 

Para asentar la desigualdad, el poder construye un paradigma que sistematiza la discriminación de la mujer, amasando un constructor social artificial, no biológico, no natural, con la intención de reprogramar la vida natural de las personas, asignando roles y tareas asentadas en esos constructor artificiales y por tanto ilegítimos.

Con este taller pretendemos profundizar en el sistema Sexo-Género de manera básica para sobre él construir nuestra vida, nuestra mirada, nuestra actividad social, activista, militante, política, sindical, o profesional. En este último lugar, en nuestro caso, con intervenciones socioeducativas en cualquiera de nuestros ámbitos profesionales, a saber:

                                                                                                                                               
Objetivos:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
  • Conocer el concepto de género y las aportaciones teóricas básicas de la teoría de género.
  • Profundizar en el entramado conceptual del sistema de sexo-género: las identidades, los roles y la jerarquía de género, así como las manifestaciones que conllevan de desigualdad y discriminación para las mujeres: exclusión de la vida pública, división sexual del trabajo, etc.
  • Entender la función normativa del sistema de sexo-género y su reproducción a través de los estereotipos de género y de la socialización diferencial.
  • Reconocer y detectar las manifestaciones sesgadas o ciegas con respecto al género: el androcentrismo y el sexismo.
  • Conocer la importancia de la perspectiva de género y saber aplicarla.
  • Aproximarnos a la diversidad de la teoría feminista de los. XX y XXI y a sus contribuciones conceptuales más importantes.                                                                                                                            
 Indice:                                                                                                                                                                                                                                                                               
  1. Introducción y Objetivos 
  2. La teoría de género o teoría feminista.
  3. Conceptos: Patriarcado. Patriarcados de coerción y patriarcados de consentimiento.
  4. El sistema de sexo-género. Conceptos y componentes. Identidades, roles y estatus de género. La división sexual del trabajo. La asignación de género en los espacios público y privado.
  5. La socialización diferencial y el papel de los agentes socializadores.
  6. Definiciones sociales: estereotipos de género.
  7. Los sesgos de género. Androcentrismo y sexismo. Misoginia.
  8. La perspectiva de género.
  9. La diversidad de la teoría feminista del s. XX: otras aportaciones conceptuales.
  10. Conclusiones.